viernes, 13 de agosto de 2010

El debate real de UNASUR: ¿Colonias o Repúblicas independientes?

El debate real de UNASUR: ¿Colonias o Repúblicas independientes?



bases-militares-colombiaLa Cumbre de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) realizada en Bariloche el 28 de agosto pasado y citada como una emergencia ante la instalación de siete bases militares en Colombia, varias de las cuáles ya estaban en ese país, permitió por primera vez discutir en un foro de gobiernos regionales el tema de la expansión militar estadounidense.Hasta ahora existe una especie de sobreentendido sobre la varias instalaciones que Estados Unidos tiene en América Latina, después que levantó por obsoleto su Comando Sur en la zona del Canal de Panamá.
Sucede que existen bases en Perú, Colombia, Aruba y Curazao, El Salvador, Honduras, Puerto Rico, Guantánamo, y también otras posiciones de avanzada y entrenamientos en diversos países de loe que no se habla como en el Petén de Guatemala y acuerdos como el que se firmó hace años en la austral isla de Tierra del Fuego en Argentina y otros similares. En este caso supuestamente para vigilar pruebas nucleares.
Pero todos sabemos que esto es una falsificación. Una base de este tipo se convertirá en una base espía o en cualquier otro tipo de enclave estratégico, que sirva a la cadena de enclaves, dispuestos para el control y dominio de América Latina. En Paraguay efectivamente no hay soldados estadounidenses en forma permanente en el cuartel de Mariscal Estigarribia a unos 250 kilómetros de la frontera con Bolivia.
Pero el ejército de Estados Unidos construyó allí una pista de 3.800 metros de largo -similar a la de la base estadounidense en Palmerola, Honduras- para aterrizar sus poderosos aviones de transporte de equipos pesados. El Cuartel tiene una infraestructura necesaria para albergar centenares de soldados de Estados Unidos. Todos los cuarteles paraguayos que están como un rosario en las fronteras de ese país, de hecho son estructuras posibles de ocupar rápidamente si hay una situación de emergencia albergando en su conjunto cómodamente a más de 16 mil soldados de Estados Unidos.
Y tanto como en Perú patrullan el territorio paraguayo tropas de Estados Unidos en maniobras contrainsurgentes.
La presentación del presidente Hugo Chávez de Venezuela, que mostró un documento del Comando Sur, que es clarísimo en definir el proyecto de avance militar, la geoestrategia de Estados Unidos para la región y el mundo, incluyendo a África, no dejó lugar a dudas sobre esta realidad.
Lo mismo sucedió con el informe con diapositivas del presidente de Ecuador Rafael Correa. Como víctima de la larga injerencia de Estados Unidos en la vida ecuatoriana y de lo que significó la implantación anticonstitucional de la Base de Manta, que el pueblo rechazó desde el primer día en que esta se impuso a principios del 2000, el mandatario pudo exponer una cantidad de elementos que demostraban la falsedad y pobreza de los argumentos del colombiano Álvaro Uribe.
De la misma manera el presidente boliviano Evo Morales cuyo país ha sufrido una injerencia y dominación de Estados Unidos a lo largo de casi todo el siglo XX, y cuyo pueblo fue víctima de esa presencia, fue muy claro en demostrar la falsedad del argumento de que las bases de Estados Unidos o sus organismos como la DEA, la CIA y otros sirvan para combatir el narcotráfico
El caso Huanchaca en Bolivia cuando una misión científica fue asesinada al descubrir en 1986 el más grande laboratorio para procesar cocaína en ese lugar aislado del territorio boliviano, sirvió para descubrir y comprobar que la CIA y la DEA manejaban ese laboratorio para enviar drogas y reunir fondos para la guerra contra Nicaragua sandinista. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner estuvo clara al demandar que las bases militares no sirven para combatir el narcotráfico y se expreso en contra de la participación militar en este tipo de actividades. En realidad todos los mandatarios- salvo Alan García del Perú, un país también ocupado por Estados Unidos, con bases y tropas- con discursos variados, rechazaron en forma absoluta la presencia de bases extranjeras.
El presidente Álvaro Uribe llegó con la misión clara de romper la Cumbre y UNASUR. No lo logró.
Todos los presidentes debieron hacer un esfuerzo muy grande, para evitar caer en la provocación ante las mentiras y falsedades que expuso el mandatario colombiano.
En su reseña histórica al señalar la violencia de los años 40, por supuesto no mencionó públicamente, ya que había exigido televisación, que esa violencia que causó una matanza del pueblo colombiano a manos de los paramilitares (llamados pájaros entonces) la desató la recién estrenada CIA asesinando al líder popular Jorge Eliécer Gaitán en abril de 1948 ante una multitud.
Mostró Uribe fotos de masacres victimizándose, pero no dijo por supuesto que la la absoluta mayoría de las matanzas en su país las realiza el ejército colombiano, el más grande y el mejor armado de América latina, y los paramilitares, que como su nombre lo indica trabajan para las Fuerzas Armadas y los poderosos empresarios.
Habló de la matanza de sindicalistas que son realizadas por el ejército y los paramilitares, e incluso hay empresas de Estados Unidos juzgadas y castigadas-eso no lo dijo Uribe-por usar paramilitares para matar a dirigentes sindicales molestos.
Su “agradecimiento” a Estados Unidos por su “cooperación” fue un acto de rendición colonial infame, lesivo para la dignidad del pueblo de Colombia.
Si se le hubiera respondido en el tono de indignación que correspondía al escuchar a un mandatario genuflexo, mintiendo para salvar la indignidad que significa aceptar implantaciones de bases extranjeras, una ocupación militar sin disparar tiros, la Cumbre hubiera estallado. Como cuando Uribe sostuvo sin sonrojarse que Colombia no entrega soberanía esos acuerdos, lo que como dijo el lingüista e intelectual estadounidense Noam Chomsky es un “chiste” y muy malo por cierto.
La Cumbre no era para ganar o perder. No es un debate mediático de gladiadores. El esfuerzo que ha costado mantener esta integración es una guerra cotidiana en una región que comienza a levantarse de siglos de dominaciones diversas contra la potencia hegemónica del mundo y sus poderosos aliados.
Una de las falsedades más siniestras fue que Uribe justificó la ruptura del proceso de paz, que había creado expectativas a todo el mundo al comenzar este siglo, diciendo que las guerrillas habían utilizado la zona de despeje en San Vicente del Caguán para aumentar el narcotráfico. Hubiera sido imposible el aumento del narcotráfico en esas circunstancias salvo que lo hicieran los paramilitares y el ejército colombiano, que habían establecido un cerco total sobre esa zona de despeje y eran los únicos autorizados para sobrevolar el lugar. También, en un momento de su larga exposición, Uribe se refirió a la soberanía como un tema liviano. Malambo, Málaga, Cartagena, Palanquero, Tolemaida, Apiay y Larandia , son como dijo el comandante Fidel Castro en recientes reflexiones “siete puñales” en la espalda andina de América Latina.
No por razones extrañas los equipos que diseñan las política imperiales rescataron para el siglo XXI, como está a la cabeza del documento santa Fe IV, la Doctrina Monroe de 1823 que avaló la expansión y las intervenciones, en nombre del enunciado de América para los americanos (norteamericanos). O la Doctrina del Destino Manifiesto, tan bien expresada por los últimos documentos de Seguridad Hemisférica al considerarse “el pueblo elegido por Dios” por sobre los demás, para dominar y “encaminar” otros pueblos y para imponer el tipo de democracia imperial, que en términos no difusos quiere decir dominación colonial.
La ocupación militar, reconocida y abierta, de Colombia abre las puertas a la expansión militar y Paraguay, por ejemplo, está ya en la mira, porque Estados Unidos, ayudado fuertemente por el estado de Israel, que está involucrado en Honduras, Colombia y en golpes que se han sucedido en la región, trabaja activamente para imponer una base en la Triple Frontera, (Argentina, Brasil, Paraguay) hacia lo cual ya se han dado varios pasos.
El Consejo de Defensa de UNASUR debe estudiar el verdadero mapa de la intervención de Estados Unidos en América Latina, no sólo una u otras bases, sino el diseño general, lo que ya se ha avanzado, lo que está en trámite, el papel de las Fundaciones dependientes de la CIA tanto de las de Estados Unidos, como de algunas europeas, que están jugando un papel clave para triangular dineros destinados a derribar gobiernos no sumisos.
América Latina se juega su destino a escasos meses del bicentenario. Hay tiempo para detener el avance expansivo del imperio. Anular todo contrato de bases, de acuerdos de cooperación militar, de inteligencia, que en nombre de la lucha anti narcotráfico y antiterrorista nos quieran imponer, es un paso posible y necesario. Hay tiempo y debemos entender los pueblos que de lo que hagamos ahora depende el futuro: la recolonización de América Latina o la independencia. Yo no quiero ser colonizado en el siglo XXI ¿Y Usted qué elige?, sería una buena pregunta.

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